Pronuncias palabras que decoran los almacenes del amor;
palabras profundas, sin lazo ni envoltura;
palabras que suben la persiana infinita
de la ventana con vistas a las posibilidades;
la persiana como una bandera plegada de la patria
donde lo que se sabe no se enseña con calzador
porque uno siempre está descalzo
y esculpe la horma de su vida en el césped camaleónico de la naturaleza.
Yo llevo un zapato puesto en la cabeza
y en cada pie un sombrero.
Voy a ir a verte al almacén:
estoy creciendo y ya es hora
de hacerte algún regalo.
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