Tatuajes mentales hierven
en mi hambre de mundo.
A estas alturas me replanteo el cielo.
Trabajo blando en silencio,
doy pasos de sopa de luz.
Me salen flores de la nuca,
Acuno bestias que derrapan
en el solar en blanco de mi libertad.
Tengo siete vigas.
He aprendido a elevarme.
Cambio el orden de alguna frase,
una laguna, un alga, una pérgola…
y entre pilastra y pilastra
hago coincidir las puertas
de las habitaciones.
Felipe Bollaín
2 comentarios:
Jardín de cimentaciones
afluencian estructuras
en sonrisas portantes.
Té quieres.
Mu lindo...
besos frágiles-como este poema-.
Ceci.
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