Un
poeta
perdido
en la nieve
se mueve en
blanco, siente una
angustia alegre, como
una resaca, a veces saca
versos y ofrece ese dolor para
que sangre el hueso que olvidamos,
ese hueso que es como la nieve: redondo,
pero también tan triángulo.
Felipe Bollaín. Cazorla. Enero 2009.
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