lunes, 31 de mayo de 2010

Autorretrato presente



Soy una ventana abierta
por donde sale y entra
la luz.

Felipe B.

As soon as you´re born you star dying, so you might as well have a good time.

CAKE

CAKE - Wheels

viernes, 28 de mayo de 2010

Tabaquería - F. Pessoa

.
No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
de mi cuarto de uno de los millones de gente que nadie sabe quién es
(y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
dais al misterio de una calle constantemente cruzada por la gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos, real, imposiblemente real,
evidente, desconocidamente evidente, con el misterio de las cosas
por lo bajo de las piedras y los seres, con la muerte poniendo humedad
en las paredes y cabellos blancos en los hombres, con el Destino
conduciendo el carro de todo por la carretera de nada.

Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad. Hoy estoy lúcido,
como si estuviese a punto de morirme
y no tuviese otra fraternidad con las cosas que una despedida,
volviéndose esta casa y este lado de la calle la fila de vagones de un tren,
y una partida pintada desde dentro de mi cabeza, y una sacudida de mis nervios
y un crujir de huesos a la ida.

Hoy me siento perplejo, como quien ha pensado y opinado y olvidado.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo a la tabaquería del otro lado de la calle,
como cosa real por fuera, y a la sensación de que todo es sueño,
como cosa real por dentro.

He fracasado en todo. Como no me hice ningún propósito, quizá todo no fuese nada. El aprendizaje que me impartieron, me apeé por la ventana de las traseras de la casa.
Me fui al campo con grandes proyectos. Pero sólo encontré allí hierbas y árboles,
y cuando había gente era igual que la otra. Me aparto de la ventana, me siento en una silla.
¿En qué voy a pensar? ¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy? ¿Ser lo que pienso? Pero ¡pienso ser tantas cosas! ¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos! ¿Un genio? En este momentocien mil cerebros se juzgan en sueños genios como yo,
y la historia no distinguirá, ¿quién sabe?, ni a uno, ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras. No, no creo en mí ¡En todos los manicomios hay locos perdidos con tantas convicciones! Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más convincente o menos convincente?
No, ni en mí...¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo no hay en estos momentos genios-para-sí-mismos soñando? ¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas-sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,y quién sabe si realizables, no verán nunca la luz del sol verdadero ni encontrarán quien les preste oídos? El mundo es para quien nace para conquistarlo y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que hizo Napoleón.
He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he pensado en secreto filosofías que ningún Kant ha escrito. Pero soy, y quizá lo sea siempre,
el de la buhardilla, aunque no viva en ella; seré siempre el que no ha nacido para eso;
seré siempre el que tenía condiciones; seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta
al pie de una pared sin puerta y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
y oyó la voz de Dios en un pozo tapado ¿Creer en mí? No, ni en nada. Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello, y lo demás que venga si viene,
o tiene que venir, o que no venga.

Esclavos cardíacos de las estrellas,c onquistamos el mundo entero
antes de levantarnos de la cama; pero nos despertamos y es opaco,
nos levantamos y es ajeno, salimos de casa y es la tierra entera,
y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

(¡Come chocolatinas, pequeña, come chocolatinas! Mira que no hay más metafísica en el mundo que las chocolatinas, mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería
¡Come, pequeña sucia, come!¡Ojalá comiese yo chocolatinas con la misma verdad con que comes! Pero yo pienso, y al quitarles la platilla, que es de papel de estaño, lo tiro todo al suelo,
lo mismo que he tirado la vida.) Pero por lo menos queda de la amargura de lo que nunca seré
la caligrafía rápida de estos versos,
pórtico partido hacia lo Imposible. Pero por lo menos me consagro a mí mismo
un desprecio sin lágrimas, noble, al menos, en el gesto amplio con que tiro la ropa sucia que soy, sin un papel, para el transcurrir de las cosas, y me quedo en casa sin camisa.
(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas, o diosa griega,
concebida como una estatua que estuviese viva,
o patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
o princesa de trovadores, gentilísima y disimulada,
o marquesa del siglo dieciocho, descotada y lejana,
o meretriz célebre de los tiempos de nuestros padres,
o no sé qué moderno -no me imagino bien qué-, todo esto, sea lo que sea, lo que seas,
¡si puede inspirar, que inspire!

Mi corazón es un cubo vaciado. Como invocan espíritus los que invocan espíritus,
me invoco a mí mismo y no encuentro nada. Me acerco a la ventana y veo la calle
con absoluta claridad, veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan,
veo a los entes vivos vestidos que se cruzan, veo a los perros que también existen,
y todo esto me pesa como una condena al destierro, y todo esto es extranjero, como todo.)
He vivido, estudiado, amado, y hasta creído, y hoy no hay un mendigo al que no envidie
sólo por no ser yo. Miro los andrajos de cada uno y las llagas y la mentira, y pienso:
puede que nunca hayas vivido, ni estudiado, ni amado ni creído
(porque es posible crear la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
puede que hayas existido tan sólo, como un lagarto al que cortan el rabo
y que es un rabo, más acá del lagarto, removidamente.

He hecho de mí lo que no sabía,y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.
El disfraz que me puse estaba equivocado. Me conocieron enseguida
como quien no era y no lo desmentí, y me perdí. Cuando quise quitarme el antifaz,
lo tenía pegado a la cara. Cuando me lo quité y me miré en el espejo, ya había envejecido.
Estaba borracho, no sabía llevar el dominó que no me había quitado. Tiré el antifaz y me dormí en el vestuario como un perro tolerado por la gerencia por ser inofensivo
y voy a escribir esta historia para demostrar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles, ojalá pudiera encontrarme como algo que hubiese hecho,
y no me quedase siempre enfrente de la tabaquería de enfrente,
pisoteando la conciencia de estar existiendo como una alfombra en la que tropieza un borracho
o una estera que robaron los gitanos y no valía nada. Pero el propietario de la tabaquería
ha asomado por la puerta y se ha quedado a la puerta. Le miro con incomodidad en la cabeza apenas vuelta,y con la incomodidad del alma que está comprendiendo mal.
Morirá él y moriré yo. Él dejará la muestra y yo dejaré versos.
En determinado momento morirá también la muestra, y los versos también.
Después de ese momento, morirá la calle donde estuvo la muestra,
y la lengua en que fueron escritos los versos, morirá después el planeta girador
en que sucedió todo esto. En otros satélites de otros sistemas cualesquiera
algo así como gente continuará haciendo cosas semejantes a versos
y viviendo debajo de cosas semejantes a muestras, siempre una cosa enfrente de la otra,
siempre una cosa tan inútil como la otra, siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
siempre el misterio del fondo tan verdadero como el sueño del misterio de la superficie,
siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni la otra.
Pero un hombre ha entrado en la tabaquería (¿a comprar tabaco?),
y la realidad plausible cae de repente encima de mí. Me incorporo a medias con energía, convencido, humano, y voy a tratar de escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarrillo al pensar en escribirlos y saboreo en el cigarrillo
la liberación de todos los pensamientos. Sigo al humo como a una ruta propia,
y disfruto, en un momento sensitivo y competente, la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de encontrarse indispuesto.
Después me echo para atrás en la silla y continúo fumando. Mientras me lo conceda el destino seguiré fumando. (Si me casase con la hija de mi lavanderaa lo mejor sería feliz.)
Visto lo cual, me levanto de la silla. Me voy a la ventana. El hombre ha salido de la tabaquería (¿metiéndose el cambio en el bolsillo de los pantalones?).
Ah, le conozco: es el Esteves sin metafísica.
(El propietario de la tabaquería ha llegado a la puerta.) Como por una inspiración divina,
Esteves se ha vuelto y me ha visto. Me ha dicho adiós con la mano, le he gritado ¡Adiós, Esteves! , y el Universo se me reconstruye sin ideales ni esperanza,
y el propietario de la tabaquería se ha sonreído.

F. Pessoa.

Phil Ochs

http://open.spotify.com/track/4ZQiSrXVhVJVFJBSJn4zlV

La poesía no es una vocación sino un veredicto.

Phil Ochs.

lunes, 24 de mayo de 2010

domingo, 16 de mayo de 2010

Lhasa de Sela - Floricanto



Mi corazon sufre y se llena de enojo
Solo una vez se nace, una vez se es un hombre
una vez se ama, pues de una vez por siempre
Este es mi destino, vivir segun su antojo

Si aun por breve tiempo estuvieras a mi lado
Envuelto en mi rebozo, suspenso en mi beso
Dejando tu cuidado entre flores olvidado
Si aun por un momento estuvieras a mi lado

Del todo nos vamos y desaparecemos en su
Del todo nos vamos y desaparecemos en su casa

Mi corazon sufre por qué el también se acaba
Suspira por la vida y marcha hacia la nada
Su dominio es dudoso, su deber peligroso
Sus nervios y su voz y su orbita prestados

Allá se hacen las cosas ondulando donde vida no
Allá se hacen las cosas ondulando donde vida no hay
Allá se hacen las cosas ondulando donde vida no
Allá se hacen las cosas ondulando donde vida no hay

Del todo nos vamos y desaparecemos en su
Del todo nos vamos y desaparecemos en su casa
Allá se hacen las cosas ondulando dondevida no
Allá se hacen las cosas ondulando dondevida no hay.

Lhasa de Sela

miércoles, 12 de mayo de 2010

La estación de los amores- Franco Battiato



La estación de los amores,viene y va,
y los deseos no envejecen, a pesar de la edad.
Si pienso en cómo he malgastado yo mi tiempo,
que no volverá, no regresará, más.
La estación de los amores, viene y va,
y llegará sin avisar, ya verás, te sorprenderá.
Tuvimos tantas ocasiones, perdiéndolas.
No las llores más, no las llores hoy, más.
Le queda un nuevo entusiasmo, por latir, al corazón.
y otra posibilidad de conocerse.
Los horizontes perdidos no regresan jamás.
La estación de los amores,
volverá con el temor y las apuestas,
y esta vez cuanto durará.
Si pienso en cómo he malgastado yo mi tiempo,
que no volverá, no regresará, más.
Tuvimos tantas ocasiones, perdiéndolas.
No las llores más, no las llores hoy, más.
La estación de los amores, viene y va,
y los deseos no envejecen, a pesar de la edad.
Si pienso cómo he malgastado yo mi tiempo,
que no volverá, no regresará, más.

Franco Battiato.

viernes, 7 de mayo de 2010

LOS AMOROSOS - Jaime Sabines

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato, llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor.
Los amorosos viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo, siempre, hacia alguna parte.
Esperan, no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua, siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables, los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento. Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos, sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas temblorosos, hambrientos, a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo, de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua, a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor. Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla, la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada en que trenes y gallos se despiden dolorosamente. Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando, la hermosa vida.

Jaime Sabines.

miércoles, 5 de mayo de 2010

TE QUIERO IGUAL

Te quiero pero te llevaste la flor y me dejaste el florero
te quiero me dejaste la ceniza y te llevaste el cenicero
te quiero pero te llevaste marzo y te rendiste en febrero
primero te quiero igual
te quiero , te llevaste la cabeza y me dejaste el sombrero
te quiero pero te olvidaste abril en el ropero
pero igual te quiero
no me gusta esperar pero igual te espero
primero te quiero igual
te quiero me dejaste el florero y te llevaste la flor
pero igualte quiero me dejaste el vestido y te llevaste el amor
te quiero pero te olvidaste abril en el ropero
primero te quiero igual
no sé si estoy despierto o tengo los ojos abiertos
te quiero, no sé si estoy despiertoo tengo los ojos abiertos
sé que te quiero y que me esperan más aeropuertos
te quiero te llevaste la vela y me dejaste el entierro
primero te quiero igual
te quiero pero te llevaste la flory me dejaste el florero
te quiero me dejaste la ceniza y te llevaste el cenicero
te quiero pero te llevaste marzo y te rendiste en febrero
primero te quiero igual.

Andrés Calamaro.

martes, 4 de mayo de 2010

Voces

Han dejado de engañarte, no de quererte.
Y te parece que han dejado de quererte.

Antonio Porchia.