lunes, 28 de noviembre de 2011

Aislamiento



Habló, sin darse cuenta,
jugando con el eco.

Miraba la tormenta
besando un cristal seco.

Y hablando con el eco
detrás de la tormenta,

besó, sin darse cuenta,
un sucio cristal seco.

Despotrique (con permiso de Haddock)

Dedicado a Javier Martínez, arzobispo de Granada

¡Estropajo burgués, filibustero,
coloquinto de grasa de antracita,
cianuro, ciclotrón, dinamitero,
esperpento gigante, catacresis,
bebe-sin-sed, canalla, anacoluto,
infame terrorista con babero,
merengue analfabeto diplomado,
bulldozer a reacción, hidrocarburo,
papagayo, cordero mal peinado,
inca de carnaval, ladrón de niños,
mala semilla, vendedor de guano,
aprendiz de dictador, mercantilista,
doríforo, gángster, archipámpano,
pacta-con-todos, mejillón relleno,
insecto, logaritmo, paniaguado,
grotesco invertebrado, lechuguino,
ectoplasma, escorpión, invertebrado,
sinvergüenza, tecnócrata, esclavista,
cromañón, marinero de agua dulce,
rocambole, nictálope, oficleido,
emplasto, Atila de guardarropa,
ciclón ambulante, mataperros,
mil millones de rayos y centellas,
mercachifle, traidor, bruto sombrío!

domingo, 20 de noviembre de 2011

otro ritmo posible - Jorge Riechmann

Un buen verso
no sacia el hambre.

Un buen verso
no construye un jardín.

Un buen verso
no derriba al tirano.

Un verso
en el mejor de los casos consigue
cortarte la respiración
(la digestión casi nunca)

y su ritmo insinúa otro ritmo posible
para tu sangre y para los planetas.

Jorge Riechmann.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

He venido a entregar unos papeles

Tras un cristal aséptico, la chica
que empañó mis gafas hace tiempo,

revisa hoy mis cuentas con la vida.

La grave travesura de los astros,

el pulso escrito, el sol y la ceniza,

el mar, su sal, en fin, trajo usted todo,

aunque olvidó sellar sus ilusiones.

La chica despeinada que hace tiempo

pintó de azul celeste mi negrura,

tramita mi derrota intrascendente:

necesito su firma en esta esquina.


Con un dolor en el fondo del habla

como el rastro de un avión en el cielo

le dejo –intrascendente, allí- mi firma.

Solicitud en curso, por favor, el siguiente.

Ella se va sin levantar la vista

y yo me quedo regresando a casa.

martes, 15 de noviembre de 2011

el loco


El loco

sueña

con una palabra

y escribe

poemas

para encontrarla


el loco

a veces

se afeita

de madrugada

y a veces

estira la uñas


no recuerda el invierno


el loco

no recuerda

el invierno. 

domingo, 13 de noviembre de 2011

En primera fila


No me responda usted con ese gesto.
¿¡A qué me viene usted con sus sermones!?
¡Sé muy bien de qué hablo! ¡Soy maestro!
¡Soy un hombre de paz! ¡Con dos cojones!

¡Si grito así es para que me escuche!
¡Quiere verme enfermar! ¿No es eso cierto?
¡Siempre supe sacar sus pies del tiesto
y este curso no quiero decepciones!
Deje de darle vueltas al estuche,
concéntrese en el quid de las lecciones,
razonar no es preciso, solo aprenda
que aquí se esconde toda nuestra Historia.
¡Levántese en silencio y ese chicle
me lo escupe veloz a la basura!
¿Adónde va con esos pantalones?
¡Esta clase no es una pocilga!
¡Si quiere ser un cerdo séalo en casa!
Abra el mundo por el libro de texto
¡Jesús! ¡Demuestre un poco de cultura!
Coloque bien los pies y desembuche
o no podrá aprobar la asignatura.
¡Hombre de Dios! ¿Y ahora qué le pasa?
¿No sabe usted leer? ¿No tiene sangre?
¡Reaccione de una vez o le castigo!

sábado, 12 de noviembre de 2011

Ronda de circunvalación


He esperado este momentoda la vida

y ha llegadonde y cuando tenía que llegar.

Nuncamino imaginé

que fuera a ser asílaba a sílaba,

construir y venir hasta llegar aquínta esencia

de lo que considerrota una victorríase la gentedigo

que no me importapapeles bajo el brazo

y repartodo para armar el unecabezas

y mastico lo halladonde quiera que estés.

jueves, 10 de noviembre de 2011

miércoles, 9 de noviembre de 2011

La llamada


Ella retuerce el cable

como intentando ahogarla

pero la voz respira

por el suspiro exangüe

de su ignorancia extrema,

de su informada sangre,

de su experiencia ajena.

Cuando la voz insiste

y no hay aire que salga,

un hilillo de muerte

como culebra tibia

se acomoda en su vicio:

si más vivo parece

más ausente resulta.

Por un puente de ojos

que han herido el enigma

comunica el silencio.


viernes, 4 de noviembre de 2011

Paseo por la infancia


Las piedras caen sobre las estrellas,
las estrellas caen sobre los perros,
los perros ladran
y hacen desaparecer la noche.

martes, 1 de noviembre de 2011

Tintín y el capitán Haddock en Caños de Meca



Tarde de verano en Caños de Meca. La playa está poblada de hormiguitas humanas. Un padre y su hijo de nueve años alcanzan a pie la orilla con su equipo de navegación: barquito (hinchado), remos y gafas de buzo. El padre se detiene, respira hondo y observa el horizonte. Su hijo le empuja hacia el mar con entusiasmo. Zarpan.

Un chapuzón de tiempo y se han alejado un buen trecho de la orilla. Hay viento de levante. El altamar ha empezado a engullirles. El padre mira a su hijo e intenta ocultarle el terror proponiéndole un juego.

-¡Tintín! ¡Ponte las gafas de buzo y mira al fondo!- le dice el padre a su hijo mientras rema a contracorriente y mira hacia la orilla, que cada vez está más lejos.

-¡Sí, capitán Haddock!- le contesta su hijo con energía -¡Veo peces!

-¡Bien, Tintín! ¡Ahora mira al fondo y dime si se mueve!- le dice su padre procurando contener la angustia.

-¡Sí, capitán! ¡El fondo se mueve!- le contesta con firmeza su hijo.

Está atardeciendo y hay menos gente en la playa. El padre piensa en quitarse la camisa para hacer señas pero no quiere gritar para no asustar a su hijo. Y no puede parar de remar. El mar encrespado sacude con violencia el barquito.

-¡Tintín! ¡Dime!- le grita el padre buscando la única voz que puede darle las fuerzas que necesita- ¡¿Ves el fondo?!

-¡Sí capitán Haddock!- le contesta el hijo -¡El fondo está quieto!-.

Una extraña sinuosidad de agua tranquila, una milagrosa beta sin oleaje les ha dado un respiro; pero el viento y las olas regresan con intensidad. Hay que volver a la orilla, hay que volver a remar contracorriente.

-¡Tintín!- dice Haddock al borde de la parálisis, con los músculos entumecidos por el gigantesco esfuerzo- ¡Deja de mirar el fondo y achica! ¡Está entrando agua en nuestro barco!

-¡Sí, capitán Haddock!- le contesta Tintín mientras achica el agua con sus manitas.

Anochece. Al límite de sus fuerzas, el padre logra acercarse cada vez más a la orilla.

-¡El fondo está cerca, capitán Haddock!

Al alcanzar la orilla el hijo salta emocionado, pisando a su padre.

-¡¡Somos los héroes!!- exclama eufórico Tintín- ¡¡Hemos llegado triunfales a la costa!!

El padre se arrastra hasta la orilla y se derrumba sobre tierra firme. Sus manos acarician la arena. Su hijo salta encima de su espalda vociferando vítores.

Una ola agarra el barquito y se lo lleva mar adentro.