Despertar
por el humo y el ruido
al turbio sueño de mañana
con el corazón en modo taquicardia.
Desayunar miel con poca magia.
Ver por delante al último:
él no deja que completen
su ciclo las abejas.
Ver tu delicadeza agasajada
con luces de salvajismo cívico
-imitación mediocre de la luna,
burda copia del sol de tus entrañas-.
Ser la risa archivada de una piedra
a treinta y cinco metros bajo tierra.
Buscar
un momento de paz
sin monumento.
Felipe Bollaín
1 comentario:
Muy bueno.
Te recién descubro.
Un saludo
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