martes, 18 de octubre de 2011

ciudad de metal mental

Despertar
por el humo y el ruido
al turbio sueño de mañana
con el corazón en modo taquicardia.

Desayunar miel con poca magia.

Ver por delante al último:
él no deja que completen
su ciclo las abejas.

Ver tu delicadeza agasajada
con luces de salvajismo cívico
-imitación mediocre de la luna,
burda copia del sol de tus entrañas-.

Ser la risa archivada de una piedra
a treinta y cinco metros bajo tierra.

Buscar
un momento de paz
sin monumento.


Felipe Bollaín

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno.
Te recién descubro.
Un saludo