sábado, 27 de junio de 2009

Incubando incumbencias

Todo requiere un esfuerzo y -por lo que trata de significar- esta entrada lo merece. Hablo sin ceros: nada está a salvo cuando un cambio -sea de la índole que sea y atendiendo a las poderosas y honestas razones que lo impulsan- se arroja a lo desconocido; todo aquel instante que se presuma puro se expone al riesgo de vivir y esto -cuando ocurre- se sabe, no nos engañemos: incluso aquel que se ha estado estafando a si mismo toda la vida se da cuenta de ello poco antes de su muerte. Y es que siempre es tarde para morir. El sentido de la verdad nace, crece y muere en la conciencia. Sí, también se reproduce, fuera o dentro, dentro y fuera. Tratamos de hacer nuestra una verdad sin dueño pero la verdad sólo es y eso, en realidad, nos incluye a todos: una verdad distinta por cada ser humano, un ser humano distinto por cada verdad.

(Creo que continuará…)...

Felipe Bollaín.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

algún día descubrirás la meditación... y ...

Felipe dijo...

... y no escribiré más o escribiré distinto a esto, sí... jeje.

Apetecondria!
Un abrazo no mecanizado.

Felipe