miércoles, 4 de junio de 2008

Agujetas en el tuétano

Agujetas en el tuétano de la palabra bosque. Tánatos contrajo el tétanos mamando de la teta izquierda de su madre medio muerta.
Nunca juega. Aprieta los dientes. Le late el corazón en la palabra sola.
Va escribiendo, trenza hilachos de angustia, describe los párpados inquietos que le inspiran los trenes de largo recorrido, la lentitud inútil del mundo en su ceguera plana. Cada punto un pitido en el pulmón del agua en la mitad del libro.
Dos segundos según uno es mucho más creativo que un segundo según dos. En cualquier caso la conciencia del tiempo es estresante. Es mejor que lo hagas. No me hagas mucho caso pero esa cosa que no saco del saco me da mucho asco.
Tenemos suficientes palabras, más que de sobra como para no distraernos en ordenarlas como nos pidan las emociones rotas.
Los ojos me pesan como la arena de todos los desiertos. Llueve en mis ojos; tras la retina una galaxia repleta de planetas blanditos.
Recuerdo el olor de la uña que me creció nueva en el dedo gordo de la mano derecha cuando tenía 19 años.
Aprieto la boca. Nada. Respiro. Suspiro. Paseo viendo al fondo la luz de la inconsciencia.
Puedo animarme a seguir, con lo que sé me da para la vida...

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